El viernes 16 de abril, volvíamos la mayoría de los embajadores a Madrid. Otros volvieron el día anterior porque acudieron al un programa de televisión de Santi Millán en Cuatro.
A las ocho y media de la mañana quedamos con nuestro ganador en el Hotel para que nos diera tiempo de llegar puntual a la estación de tren que salía a las diez y cuarto.
Nos despedimos de los trabajadores de la recepción que tan bien nos habían tratado durante nuestra estancia, ofreciéndonos todos los medios necesarios para que realizáramos nuestra labor sin ningún tipo de problema.
Tras desayunar en el bar de todos los días (café con leche y pintxo), fuimos con Iñigo a la estación. Nos quedaban cuatro horas por delante hasta llegar a Madrid. La primera hora del viaje nos dormimos, ya que teníamos cansancio de la noche anterior. Pero nuestra gran sorpresa fue que al acercarnos a la cafetería a tomarnos algo, nos encontramos con los embajadores de San Sebastián Rodrigo, Nabil y su ganador Just. Formamos un pequeño grupito y nos pusimos al día de nuestras experiencias y demás. De hecho, nuestros ganadores congeniaron muy bien y formaban parte del mismo sello, Water Sports. A partir de este momento, el camino se nos hizo mucho más corto hasta llegar a Chamartín.
El reencuentro con todos los embajadores que habían llegado a Chamartín fue muy sentimental y emocionante, nada más se veían besos y abrazos, incluso alguna lágrima. Todos estábamos muy contentos ya que nos volvíamos a ver, nos íbamos a contar nuestras experiencias y conoceríamos a los ganadores.
El camino en guagua desde la estación de Chamartín hasta el Hotel Suite Kris Aeropuerto fue una verdadera fiesta: cantábamos, reíamos, sacábamos fotos etc...
Al juntarnos las 220 personas en el Hotel (120 embajadores más los cien ganadores) se volvía a repetir la imagen de Chamartín: más besos y abrazos.
A las 6 de la tarde, nos reunieron a todos en la puerta del hotel para hacer una "excursión sorpresa". Nadie sabía nada, pero teníamos claro que no iba a ser algo espectacular.
Fuimos con la guagua hasta el Bernabeu, donde cogimos cuatro guaguas panorámicas para recorrer la ciudad. En principio era un simple visita turística por Madrid, pero todos nos animamos y no parábamos de cantar, gritar, llamar a los viandantes y a los conductores a sentir y vivir el calor canario, incluso nos chocábamos las manos entre las cuatro guaguas. Durante más de tres horas en ningún momento decayó la energía y todo el mundo se quedaba asombrado con tal cantidad de gente naranja. En la Gran Vía, al pasar por en frente del musical de Michael Jackson, los canarios gritábamos:"¡ Michael Jackson es canario!"
¡La marea naranja estaba tiñendo la capital! El recorrido turístico fue impresionante así como todo el viaje.
A las 10 volvimos al hotel. Tuvimos la última cena y a partir de ese momento todos nos empezamos a disgregar: algunos salieron por Madrid, y otros como fue mi caso, nos quedamos en el hotel. La noche fue muy corta; de hecho me acosté a las cinco y media de la mañana para despertarme a las siete, pero aún así hubo gente que ni siquiera durmió.
¡ Teníamos fuerza y energía de sobra!
martes, 27 de abril de 2010
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